Entrevista a Bárbara Lama Andrade:

JULIO ESCÁMEZ Y UN MURAL QUE GRITA

El libro de Bárbara Lama Andrade y Leslie Fernández Barrera - La Farmacia Maluje y el mural de Julio Escámez. Arte y política en Concepción (1957-1958) - rescata la historia política, social y estética detrás del mural de Julio Escámez “Historia de la Medicina y la Farmacia en Chile”, iluminando un capítulo fundamental del muralismo chileno y del patrimonio cultural penquista.

En pleno Concepción, un mural de más de seis décadas sigue respirando política, memoria y oficio. Se trata de "Historia de la Medicina y la Farmacia en Chile", obra monumental del artista chileno Julio Escámez, pintada entre 1957 y 1958 en la Farmacia Maluje, declarado Monumento Nacional en 2015. Su historia —tan intensa como su trazo— es documentada en el libro La Farmacia Maluje y el mural de Julio Escámez. Arte y política en Concepción (1957-1958), de Bárbara Lama Andrade y Leslie Fernández Barrera, quienes han rastreado las capas políticas, personales y culturales que dieron origen a esta obra.
Para Lama, el mural es, antes que nada, un acto de confianza.
"Un mural es un gesto político de confianza entre quien cede un espacio y quien lo pinta", afirma.
Una premisa que resuena especialmente en un país donde el muralismo ha sido, históricamente, una trinchera estética.
Raíces del muralismo chileno
El muralismo latinoamericano llegó a Chile de la mano de gigantes.
"Siqueiros y Guerrero vienen a Chile en los 60, a Chillán, y fue un momento catalizador para un tipo de muralismo de izquierda", explica Lama.
La presencia mexicana coincidió con uno de los terremotos más devastadores del país y dio paso a una política de cooperación cultural: un Plan de Fraternidad Chileno–Mexicano que impulsó obras en escuelas, gimnasios populares e incluso en la Piscina Tupahue.
Escámez, por entonces un joven de apenas 17 años, participó tempranamente de este movimiento como ayudante de Gregorio de la Fuente, quien había trabajado directamente con Siqueiros. Su trabajo en Concepción es heredero directo de esa corriente.
La Farmacia Maluje: un gesto político y familiar
La historia del mural también está atravesada por un acto íntimo y comunitario. En 1955, el Sindicato Nº6 de Lota había decidido construir un teatro, iniciativa que convocó a arquitectos de Santiago y a un entusiasta grupo de artistas locales. Pero el terremoto de 1960 —el más grande registrado en la historia de la humanidad— sepultó el proyecto y sumió a la zona en la pobreza.
Escámez regresó entonces de Italia, impregnado de las estéticas europeas, y encontró en Concepción una pareja dispuesta a sostener un gesto artístico de resistencia: María Maluje y Manuel Eguidio Contreras, ambos profundamente comprometidos con las causas sociales.
La idea fue simple y radical: permitir que Escámez pintara un mural dentro de su farmacia, integrando el arte a la vida cotidiana del barrio.
Pero también fue un gesto político.
El matrimonio quiso poner en valor la medicina ancestral mapuche, junto a la medicina científica occidental, en un momento en que la interculturalidad no era aún parte del discurso público.
Tres tiempos, un solo país
El mural está compuesto por tres paños, cada uno de ocho metros de largo por tres de alto:
1. El primer paño está dedicado a la cultura medicinal mapuche, donde se representa la preparación de un machitún.
2. El segundo panel aborda el papel de la Iglesia Católica en la formación de los primeros hospitales del país.
3. El tercer paño mira hacia el siglo XX, con la irrupción de la Universidad y la ciencia moderna.
En él aparecen figuras históricas como Violeta Parra, Nemesio Antúnez, Meriem Contreras Maluje —hija del matrimonio—, Alejandro Lipschütz, e incluso Robert Oppenheimer, cuya presencia funciona como advertencia sobre el poder de la ciencia cuando deja de servir a la humanidad.
Cada panel es una época, pero también una visión integral del país, de su medicina y de sus tensiones culturales.
De los murales al grafiti: quién ocupa hoy el espacio público
Para Lama, el presente plantea un contraste evidente:
"El Estado de Chile ya no interviene en el arte público ni en la difusión del muralismo. Ha sido la gente quien se ha tomado la calle y se expresa a través del grafiti".
Un desplazamiento que no borra la tradición muralista, pero que sí redefine sus protagonistas.
Hoy, el mural de Escámez no solo resiste al tiempo: resiste al olvido. Es testimonio de una sociedad que alguna vez confió en que el arte podía habitar los mismos espacios que la salud, la política y la vida comunitaria.

La periodista Vivian Lavín conversa con la Doctora en Historia y Magíster en Filosofía de la Universidad de Concepción, Bárbara Lama Andrade sobre el libro La Farmacia Maluje y el mural de Julio Escámez. Arte y política en Concepción (1957-1958

"Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura,
CONVOCATORIA 2025 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio"
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Fecha de emisión: 19 de noviembre de 2025