Entrevista a Kim Ae-ran

Un padre en una hoja en blanco

Cuando la autora Ae-ran Kim publicó el libro “¡Corre, papa, papá” se convirtió en la escritora coreana más joven en obtener el prestigioso Premio Hankook. Sería el primero de muchos más. Llegó a Seúl desde su natal Seosan ya graduada , sin embargo, fue una etapa dura que sus relatos testimonian: la vida en espacios pequeños y sencillos. Su humor es el sello de su escritura y la infancia una república de la que es ciudadana ilustre. Los invitamos a escuchar y ver esta entrevista que realizara la periodista Vivian Lavín a la autora Kim Ae- ran en exclusiva para Vuelan las Plumas.

No solo fue la más joven autora de Corea del Sur en obtener el prestigioso premio Hankook. Además, era la primera que lo lograba con su primer libro. Era el año 2005 y era su segunda publicación. Ya había publicado dos años antes el relato "La casa donde nadie llama a la puerta" con el que había sido reconocida con el Premio Daesan de Literatura.

Kim Ae -ran nació en 1980 en la provincia cde Incheon, en una ciudad llamada Seosan, como la menor de una familia de tres hijas. Estudió Dramaturgia, sin embargo, ha sido la narrativa el género con la que ha conquistado a los lectores de su paísy fuera de él, siendo traducida a más de una docena de lenguas.
El Premio Nobel de Literatura Le Clézio dijo que era su novelista coreana favorita.
Su novela "Mi vida palpitante" fue llevada al cine en 2014 y, recientemente publicada a comienzos de 2021 en Estados Unidos, convirtiéndose en una de las obras más exitosas.
Su único libro traducido al castellano es justamente su opera prima "¡Corre, papa, corre!", publicado en castellano, en 2018, por Godall Editions. Es el relato que le da el nombre a la antología y sobre el cual conversamos junto a Kim Ae -ran a través del Zoom.

La figura del padre tiene un tratamiento muy particular, como queda expuesto desde el comienzo cuando la joven describe el momento de su concepción: "Pero un día, después de lavarse la entrepierna con agua fría, mi madre, distraída por el frío del agua, olvidó tomarse la pastilla. Y se quedó embarazada. Mi padre palidecía cada vez más al ver cómo se le iba hinchando la barriga, y justo un día antes de ser padre, se fue de casa y no volvió nunca más... Mi padre se fue a correr. Decidí creerme eso. No se fue a la guerra, ni con otra mujer, ni a instalar tuberías subterráneas de petróleo a un desierto. Decidí pensar que simplemente se le olvidó el reloj al salir de casa. No tengo padre".
En todos los relatos de este libro aparece la figura el padre como un ser ausente, disminuido, a veces incoherente y hasta cruel. ¿Por qué decide hacerlo correr?

La figura de un padre disminuido viene de mi niñez. Mi madre era la que tenía la voz fuerte en mi casa, una mujer con mucho humor, mucha fortaleza y más fuerte comparada con mi padre, quien tenía poca participación en el hogar. Los recuerdos de mi padre son de una voz débil, muy baja. La relación con mi padre es lo que escuché de él a través de mi madre. Los recuerdos de mi padre son más bien una historia contada que una experiencia vivenciada. Ambos están vivos, pero de mi niñez no tengo recuerdos de él. Si tuviera que ejemplificarlo, la figura de mi padre es como un papel en blanco y la de mi madre son crayones de colores. A medida que fui creciendo, mi padre me dejó posibilidades abiertas pero mi madre me permitió tener voz y crear.
Creo que cuando uno se sincera, debe hacerlo por etapas ya que, si uno lo hace de una vez, es posible que se produzcan heridas, que haya dolor. Para que haya menos dolor, es mejor decir las cosas con calma. Por eso en mi escritura utilizo la imaginación, la creatividad y el humor. Es una manera de ir de a poco.

En el cuento "Una señal de amor", un padre abandona a su hijo en un parque... ¿Es este cuento un grito de desahogo frente a la sociedad -coreana, chilena, mundial - donde los hombres olvidan a sus hijos e hijas?

Mi escritura no se basa en situaciones ajenas o desconocidas, prefiero escribir sobre lo que conozco. En este caso, quise representar la figura de mi propio padre, y no es que él me haya abandonado, sino que es mi manera de sentirlo. Y puede coincidir con lo que le ha sucedido a otras personas, pero no es mi objetivo ser representante de ciertos patrones de la sociedad.

Me llama la atención que este tema de la paternidad se repita también en otros autores: ¿es un problema de la generación actual coreana y en general, que reclama a la de sus padres? ¿Está presente también en el teatro y en el cine?

El tema del padre ha estado siempre presente en la literatura coreana. Lo que sí ha cambiado es la manera en que se presenta esta figura del padre. Antes era usual un padre que daba miedo, un padre poderoso que demostraba mucha autoridad, a diferencia de lo que sucede hoy en que se presenta mucho más débil, al punto que incluso da lástima. Yo quise plasmar un padre que da risa en el sentido que su ausencia o debilidad provoca simpatía o estimación. Esta fue una manera de mantener mi dignidad y la salud de los hijos que estaban abandonados por los padres en mis cuentos. La risa entonces es un recurso que utilicé para que mis personajes mantuvieran esa dignidad. Cuando publiqué este libro fue en un momento de tensión política, de crisis de guerra, entonces la figura del hombre coreano se empezó a ver en ese momento, coincidentemente, como una figura debilitada, tanto dentro de la familia como dentro de la sociedad de mi país. En la actualidad hay muchas autoras que están escribiendo desde la perspectiva de la madre, por lo que la figura del padre ha cambiado y ha sido desplazada por la de la madre.

Definitivamente, la literatura en la actualidad está teniendo una gran presencia femenina, en todos sus ámbitos. ¿Cómo nació este cuento "¡Corre, papa, corre!" y cómo fue armándose este libro que tiene una estructura particular?
Son nueve cuentos con dos temas centrales: la familia y la ciudad. Cada una de estas historias fue publicada con anterioridad en una revista literaria. Fueron escritos de a uno y en diferentes momentos. Y fue hasta que los reuní para hacer este libro que me di cuenta que tenían estas características principales, entre las que más destaco es la oposición entre el patriarcado y la figura de la madre. Lo que hice fue un cambio de los roles y le agregué un toque de humor, lo que le da frescura y novedad, lo que explica su gran éxito.

Hablemos del lenguaje: Ae ran estudió dramaturgia y su escritura se caracteriza, según lo que hemos leído de los críticos, por ser coloquial pero a la vez poética. ¿Cómo trabaja esa voz narrativa? ¿Cómo fue ese proceso?

Reflexioné mucho sobre las novelas que me gustaron en mi vida, aquellas que al terminarlas sentí alegría de haberla leído. Hoy se puede experimentar este mismo placer a partir de series, webtoon, comic, películas... pero yo quería producir esa sensación a partir de un cuento. El lenguaje cumple un rol muy importante y yo quería que esas historias fueran contadas con palabras. Para hacer esto, es que puse atención que se disfrutara en cada una de sus oraciones. Para lograrlo combiné el lenguaje coloquial con el poético, es la manera de traspasar el disfrute de leer. Esta combinación también muestra el amor y el respeto que siento por las personas.

La voz de los niños se repite en muchos cuentos. En el cuento "¿Quién tira petardos en la playa?", el mundo adulto aparece como algo incomprensible, difícil de descifrar... Quisiera que nos comentara su visión de esta brecha generacional y cómo usted la refleja en su escritura.

En esta historia los protagonistas son niños pequeños, no hay adultos, y es una manera efectiva de mostrar el dolor, la violencia en los niños. Lo explico de esta manera: es lo mismo que sucede con la piel cuando se es niño y si se expone al sol, por ser muy sensible produce ardor inmediato y dolor. Así es como quise mostrar la sensibilidad de estos temas, más que presentándolos en adultos, a través de los niños.
Pensaba mucho en un adulto que parece niño y un niño que parece adulto. Y lo ponía en un balancín de modo de ir equilibrando las emociones. Este equilibrio da cuenta de una energía del ejercicio en sí, de las posiciones, en esta idea de no tener una posición fija, de estar sin posición lo que produce un ritmo y el humor. Esta era mi manera de expresar el afecto que tiene que ser parte de este equilibrio. Estas son las dos razones por las cuales aparecen tanto los niños.

Vamos a la vida en Corea. Ae ran Seosan nació en Seosan, a unos 100 kilómetros de Seúl con una población que no supera las 150 mil habitantes. Es una ciudad pequeña. Recién llegó a Corea después de los 30 años... ¿Cómo es la vida en Seosan que la diferencie de la de Seúl? ¿Qué es lo que recuerda con melancolía o quizás no, de esa niñez y juventud en Seosan?

Me mudé a Seúl cuando ya me había graduado de la Universidad, convertida en ciudadana. La llegada a Seúl me obligó a mirarme a mí misma, de manera introspectiva. Siempre había sido la hija de, la hermana de, siempre estaba en relación a otros y era la primera vez que era solo yo. Por ejemplo, empezar a ver cuánto dinero gastar al mes, cuánto consumía, eran cosas que no sabía hasta que empecé a hacer mi vida en Seúl. Después de llegar a la ciudad, lo que más quería era una casa limpia y segura. Era mi mayor deseo. Y aún sigue siendo el gran deseo de mucha gente joven en Corea, ya que una gran parte de ellos viven en piezas, no en casas. En cuartos pequeños donde quizás no entra la luz, pero también hay vida. Cuartos pequeños que pueden lloverse, pero donde crecen sueños. Cuartos pequeños que pueden ser parecen pequeños platos y que aún así son capaces de contener las historias de quienes los habitan. Mis recuerdos de mi vida en mi ciudad natal, el cariño y la fuerza de mi corazón de esos años en Seosan es lo que me permitió sobrevivir en la ciudad.

Estos habitáculos en Corea tienen un nombre particular: gosiwon . Le hablaré a la dramaturga y los escenarios donde ubica a sus personajes, que son estos "gosiwon". Allí se esconde una realidad muy cruel, como es la de vivir es espacios muy reducidos. ¿Cómo describe la vida en un "gosiwon"?

Nunca he vivido en un gosiwon, aunque sí viví en una pieza y, por lo mismo, quería mostrar la vida de quienes viven allí no como pobres o lastimosos. Por eso le agregué el toque de humor, para entender que a pesar de la situación difícil que están viviendo también hay mucho esfuerzo, también hay éxito, hay amor, también la vida se vive normalmente, independientemente del lugar donde se esté. No quería mostrarlo de manera negativa. Publiqué un cuento que narra la historia de una pareja que el día de Navidad va a un motel, que es donde van aquellas parejas que no tienen dinero. No quise hablar de cuánto se amaban o cómo se amaban, sino que dónde se amaban. El espacio por esto es un elemento muy importante en mi narrativa, aparece mucho y es uno de los temas principales.

Acá sin duda, es donde aparece la dramaturga. En el cuento "Voy a supers 24 horas" la protagonista dice: "Cada vez que voy al super, siento una especie de seguridad, y creo que se debe a que siento que lo que compro no son productos, sino una vida normal". Estos espacios – los supers24h - sirven dramáticamente para situar a los personajes.

Cuando publiqué esta antología, hace 15 ó 20 años atrás, los super 24h eran el boom. Venir de Seosan y llegar a Seúl y ver estas tiendas de conveniencia por todas partes fue muy impactante. Es lo que más me llamaba la atención, que no cerraran nunca y que estuvieran por todos lados. Me interesaba hablar de la autonomía que podían dar estas tiendas a quienes trabajaban en ellas pero que al mismo tiempo ofrecían inseguridad laboral a sus empleados.

El humor se repite en su narrativa: cuando la niña de "¡Corre, papa, corre!" dice: "Mi madre me crió a base de bromas". O en el cuento "La narradora perpetua" la protagonista dice: "Me alivia hacer reír a gente que no conozco demasiado". Kim Ae Ran es la menor de tres hijas, y parece ser que los menores tienden a ser los más traviesos y divertidos...¿Qué rol juega el humor en la vida de Ae -ran?

El humor para mí es una manera de vivir. Es lo mejor que heredé de mi madre y ha sido esencial para mi vida y para mi literatura. Por ejemplo, cuando había problemas en mi casa, mi madre siempre hacía bromas. Eso me daba seguridad. Recuerdo una vez estando en un concierto de piano de un músico muy destacado en Corea, Chung Myung -whun y de pronto el celular de un asistente sonó muy fuerte. La reacción del pianista fue reproducir el sonido del celular en el piano y todo el mundo se rio. El humor cambia el pensamiento, la manera de vivir, cambia la sociedad incluso, la cultura. El pianista no criticó ni avergonzó a la persona que le sonó el celular, sino que hizo un gesto musical que seguramente hizo sentir avergonzada a la persona pero es una situación en la que todos, gracias al humor y esta salida anecdótica del pianista, los hizo sentir uno.

Muchas gracias, Ae -ran por esta conversación.

Me habría gustado haber leído alguno de tus libros, como de las Mujeres tras las rejas de Pinochet y espero poder leerlo. Estoy muy contenta de haber podido conversar. Muchas gracias


Por Vivian Lavín
(16 de junio de 2021)

Esta entrevista se hizo gracias al apoyo del Instituto de Traducción de Literatura Coreana. Gracias a Carolina Jiménez, coordinadora del Instituto Rey Sejong de Santiago- Chile por esta traducción.